
Cada mañana, Mohammad Alaa Aljaleel acude a la carnicería local y compra 2,50 dólares de sobras. No compra la carne para él, sino para 150 gatos, la mayoría de ellos, antiguas mascotas que fueron abandonadas cuando sus propietarios huyeron de la ciudad o fueron asesinados.
En los años transcurridos desde el estallido de la guerra civil siria, en 2011, Aljaleel se ha convertido en el cuidador de felinos extraoficial de su ciudad natal. Siendo un amante de los gatos de toda la vida, Aljaleel observó primero algunos felinos callejeros merodeando entre los escombros de una casa destruida por un ataque aéreo.
Se sintió obligado a darles de comer. Pronto, cinco animales se convirtieron en diez, luego en veinte; como dice, “los gatos siempre saben cuándo hay comida alrededor”, y la colonia siguió creciendo hasta llegar a un número aproximado de 150 animales, por los que vela en la actualidad.
Treinta de los gatos ahora tienen nombres, incluyendo su favorito, Zorro el Noble, y los niños de otras partes de la ciudad vienen a visitar a las mascotas sin hogar, muchas de las cuales siguen siendo muy amables.
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