La Protectora de Torredembarra cierra las puertas por falta de fondos.
La Protectora
de Animales de Torredembarra -situada al lado mismo de la autopista- ha cerrado sus puertas14 años después de abrirse oficialmente. Esta entidad se ha visto obligada a «cerrar la puerta a nuevas entradas y a buscar una salida a los animales que tenemos en ella, porque la situación es insostenible». Sin apoyo de ninguna clase por parte de Medio Ambiente de la Generalidad catalana, tras meditarlo detenidamente, el presidente de la entidad torrense, Josep María Crespo, ha decidido «cerrar puertas» y sólo cumplir «los convenios que tenemos firmados con algunos municipios hasta que venza el contrato», apunta. A pesar de la situación vivida, quiere destacar «el esfuerzo realizado por la concejala Laura Pradera y el alcalde Manel Jiménez», y subraya que este reconocimiento es merecido. «Quiero ser justo con las personas que han querido ayudarme de verdad, y sólo soy crítico con la Generalitat por su desidia y falta de interés con las protectoras de animales». Josep Mª Crespo tiene 54 años. Su pasión por los animales le vino motivada por su etapa en la antigua Protectora de Reus, de la que fue socio muchos años. Cuando pudo, reconvirtió parte de su finca en una zona de acogida de animales abandonados; y año tras año, la colonia ha aumentado de forma considerable. Actualmente tiene más de 270 perros de diferentes clases, unos 120 gatos, 50 caballos y asnos (incluyendo a Adriana, un potrillo de 10 días de vida), unas 65 cabras, aves de corral, palomas e incluso peces.
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