Tanto si se trata de un cachorro como de un adulto, tras la compra o adopción de un perro, lo primero que debe hacer es llevarlo al veterinario para que nos informe sobre los conocimientos básicos para su crianza.
En una primera visita el veterinario se le realiza una exploración completa al animal y se abre la ficha técnica en la que quedará registrado todo su historial clínico. A continuación, nos dará pautas para dos acciones sanitarias transcendentales para mantener la salud de nuestras mascotas: la desparasitación y las vacunas.
PRIMER PASO: DESPARASITACIÓN.
Lo normal es que el veterinario, tras un análisis coprológico (análisis de las heces) nos indique una pauta de desparasitación contra vermes (lombrices) con el producto adecuado a cada edad y animal. Estos productos varían en su presentación (comprimidos, jarabes o pasta), pero siempre funcionan en relación con el peso del animal. Cuando el perro es cachorro y se le realiza por primera vez, se debe repetir según la frecuencia que nos indique un profesional. Cuando el perro ya es adulto se debe efectuar cada tres meses (4 veces por año) como método preventivo. Hay que recordar que la parasitación de un perro puede acarrear problemas que dependerán del tipo de parásito y de la edad del perro.
Después de esa desparasitación interna, viene la externa que evita la presencia de ácaros, pulgas y garrapatas fundamentalmente. Estos parásitos dañan al animal y le transmiten enfermedades. La elección del producto adecuado depende de la edad del perro y del tipo de parásito que sea. Hay productos exclusivos para eliminar las garrapatas y pulgas o collares mixtos. El veterinario será el mentor adecuado para dar las reglas de desparasitación, la estación más adecuada y los tratamientos que mejor se adaptan a la raza de nuestro perro.
LA VACUNACIÓN.
La vacunación es el único método para que nuestros animales se inmunicen frente a enfermedades infecciosas, la mayoría de origen vírico. Las vacunas protegen al perro introduciéndole defensas. Son de fácil aplicación, no muy costosas y no presentan efectos secundarios. Existen distintos tipos de vacunas en el mercado (las vivas, las inactivadas, las vivas atenuadas o modificadas, etc.).
En esta primera visita al veterinario, este profesional hará una pauta de vacuna en consonancia con la raza del perro y con su historial.
Veamos que es lo que hay que hacer cuando un cachorro ha llegado a casa.
Lo lógico es que esté protegido por los anticuerpos contenidos en el calostro de la madre, transmitidos principalmente durante las primeras 24 horas de vida al mamar. Las crías no deberán ser vacunadas ni demasiado pronto, ni tampoco demasiado tarde. Por lo general, la primera vacuna es contra la parvovirosis, que puede administrarse a partir de la sexta semana de vida.
A las nueve semanas de edad se dará la segunda vacuna que protegerá al perro contra el moquillo, el adenovirus tipo 2, la hepatitis infecciosa C y la leptospirosis. También se le administra al mismo tiempo una segunda dosis del parvovirus y, opcionalmente, el corona virus. A las 12 semanas, se repite una dosis de la vacuna anterior y la tercera dosis del parvovirus. La vacuna contra la rabia se pone a partir de los cuatro meses de edad. Anualmente, habrá que repetir la vacuna quíntuple (parvovirus, moquillo, hepatitis, parainfluenza y leptospirosis) y la rabia.
Con el objetivo de proporcionar una protección inmunitaria máxima a nuestra mascota, se considera indispensable efectuar una vacunación para todas las valencias a lo largo del primer año. Por consiguiente, el veterinario vacunará contra la enfermedad de Carré, la hepatitis de Rubarth, la parvovirosis, las leptospirosis y la rabia, todo en una sola inyección.