No sin mi perro
Llega la época de vacaciones y viajes. Es el momento en el que muchos medios de transporte y establecimientos de acogida destacan su buena disposición para la recepción de mascotas.
Este incremento de locales apto para nuestros amigos, no debe ocultar que aún existen muchos otros muchos espacios públicos en la que nuestras mascotas no tienen permitido el acceso y viajar con ellas no deja de descubrir agravios comparativos. Hay que reconocer que la mayor parte de los hoteles limitan su acceso a la habitación, y no les dejan permanecer en las zonas comunes. En los viajes, las mascotas pagan su propio su billete de avión, pese a que viajan sobre tus piernas o enjaulados en la bodega; y, a excepción de algún parque o paseo, los lugares públicos les cierran las puertas. Muchos establecimientos y no pocos medios de transporte se afanan por mejorar la convivencia con las mascotas en periodo de vacaciones pero otros muchos quedan aún fuera de esa muestra de hospitalidad.
En esta misma línea, muchos expertos y profesionales piden una mayor permisividad con la presencia de perros en los espacios públicos. En Francia o Alemania es muy habitual ver a perros en restaurantes o en el transporte público. En su opinión, para reivindicar el acceso a más sitios públicos es necesario que los perros estén bien educados y puedan convivir con otros canes y personas sin molestar. Y para esto, lo importante es educar a los dueños, que son los responsables del comportamiento de sus animales.
Los que estamos convencidos de que la convivencia de personas y mascotas no solo es inocua desde el punto sanitario, ni genera incomodidades, sino que es un ejemplo de mutuo enriquecimiento, deberíamos llevar a cabo una campaña de sensibilización, haciendo hacer saber a esos establecimientos que no los usaremos si no es con nuestro perro.
Ángel de Uña y Villamediana
Periodista
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