El cariño también se paga.
Hace dos semanas, la Asociación Española de Distribuidores de Productos de Animales de Compañía (Aedpac), en un documentado y acertado estudio afirmaba que España es el quinto país de Europa por gasto para abastecer a sus mascotas: 1.000 millones de euros al año. Detrás de estas cifra existe un potente tejido productivo compuesto, como todos los sectores, por grandes multinacionales y micha empresa pequeñita.
Esto evidencia que las mascotas son parte de la familia ya que, cuando la crisis ha frenado las cifras de consumo de los humanos, no solo se ha mantenido la de las mascotas, sino que ha crecido significativamente.
No sólo en el sector de comidas sino también en otros campos donde ha llegado al consumo de las mascotas, como son la ropa, la cosmética, los juegos, los establecimiento de vacaciones, etc.
Eso evidencia de que las mascotas son parte de la familia y que su consumo sigue los mismos rumbo que cualquier consumo familiar.
Eso evidencia que estamos asistiendo a una humanización de nuestras mascotas y a una recíproca muestra de amistad. No hace muchos años, el perro comía pan duro y vivía fuera de casa, pero hoy han logrado que se les trate como un miembro más de la familia.
En las mismas fechas en que se hacían públicas estas cifras de ventas, un equipo de científicos ha probado, mediante estudios con resonancias magnéticas, que los perros de hoy son capaces de entender las intenciones humanas, tratan de ayudar a sus propietarios y evitan a la gente que no coopera con sus dueños o los tratan mal.
También han demostrado, que los cerebros de los perros responden a los elogios de sus dueños tan vigorosamente como lo hacen ante los alimentos.
Los perros reconocen a las personas e interpretan sus muestras de amistad y familiaridad y han a dado un salto en la escala biológica y no es de extrañar que los seres humanos quieran corresponder a ese afecto, a esa ayuda desinteresada, a esa lealtad y a su cariño, con lo mejor que encuentran en el mercado.
El cariño también se paga.