La cirugía es la única solución para curar esta afección ocular.
La catarata es una afección ocular que se caracteriza por tornar el cristalino del ojo opaco y blanquecino. La función del cristalino consiste en enfocar la luz sobre la retina para permitir que la imagen que recibe el cerebro sea nítida.
Esta afección oftalmológica ocurre de manera habitual en perros mayores (catarata senil), a partir de los ocho años, aproximadamente. Ello se debe a que el centro del cristalino pierde elasticidad con la edad y está más compacto o rígido.
La pérdida de visión que provocan las cataratas se debe a que impiden que la luz llegue a la retina. Si la catarata es muy grande, puede provocar la ceguera total en el perro.
Aunque la pérdida de la visión no sea total, la calidad de vida del animal disminuye de manera notable. Pierde seguridad en sus movimientos, por lo que el perro adquiere unos hábitos de vida más sedentarios, lo cual es un factor de riesgo para padecer enfermedades como la obesidad. Por ello, es recomendable tomar medidas cuanto antes para atajar la enfermedad.
Unos ojos sanos son importantes para que el perro desarrolle su día a día sin dificultades. Por ello, hay que prestarle atención y cuidados específicos. Frente a síntomas como el excesivo lagrimeo y supuración o fotofobia (intolerancia a la luz), hay que acudir al veterinario para llevar a cabo una revisión oftalmológica.
Las cataratas tienen un marcado componente genético y hereditario y pueden afectar a cualquier raza de perro, aunque los caniches y los cocker tienen más propensión a padecer problemas oculares. Además de la edad y los genes, las cataratas también pueden ser consecuencia de traumatismos o golpes, de enfermedades como la diabetes mellitus o de otras afecciones oculares.
La única solución para curar las cataratas es la cirugía, porque los tratamientos a base de medicamentos no son efectivos. El porcentaje de éxito de las cirugías de cataratas que no revisten gravedad es de un 95%. En todo caso, es el veterinario quien debe determinar el tratamiento que necesita el perro, ya que cada caso es diferente.
La cirugía
Si el animal tiene que pasar por el quirófano, será recomendable que lo haga cuanto antes para evitar complicaciones como las inflamaciones e infecciones oculares. Las cataratas caninas tienen un proceso y tratamiento igual que en el caso de las personas, se extrae el cristalino y se implanta una prótesis, porque el proceso de curación requiere el paso por el quirófano.
Las cirugías que exigen anestesia siempre implican algún riesgo para la salud del paciente, pero el porcentaje de complicaciones en el caso de operar las cataratas, así como la posibilidad de no recuperar la visión, es de un 5%.
Tras la intervención quirúrgica, el perro debe llevar un collar especial para proteger los ojos durante unas tres semanas y el ejercicio físico debe restringirse al máximo posible. Nada de juegos, carreras o movimientos bruscos.
Durante la convalecencia, es recomendable colocar al perro a la hora del paseo un arnés y no una correa. De esta manera, se evitarán movimientos bruscos, como tirones, que afecten a la zona cervical. Por otro lado, el veterinario recetará unas gotas durante varias semanas para evitar inflamaciones e infecciones y facilitar el proceso de cicatrización tras la operación. Si todo va bien, la visión se recupera al poco tiempo de la operación quirúrgica.
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